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Médica es víctima de persecución por ejercer derecho a la lactancia

  • Foto del escritor: Akahata Comunicación Digital
    Akahata Comunicación Digital
  • 7 ago 2020
  • 4 Min. de lectura

Una doctora es víctima de acoso laboral y persecución en la Facultad de Medicina UNA por ejercer su derecho a la lactancia materna y además fue acosada sexualmente por sus superiores. Todos estos hechos fueron denunciados ante las autoridades de la institución, pero los mismos decidieron ignorar la situación.


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La médica se encuentra con riesgo de perder su especialidad (es cursante del Postgrado en Anestesiología) ya que desde que tuvo a su bebé comenzó la persecución que incluye dos sumarios; uno que ya fue desestimado y ahora otro en curso con denuncias falsas que buscan apartarla del Hospital Escuela y de la posibilidad de terminar su especialidad.


El sumario iniciado por la Facultad alega “ausencias injustificadas”, pero la doctora explica que se tratan de días de permisos legales, amparados en la ley de Protección a la Maternidad y Lactancia y a los derechos laborales de las trabajadoras vigentes.


Irónica y lamentablemente, este segundo sumario contra la doctora la impulsa la Facultad de Medicina justo cuando se conmemora la Semana de la Lactancia Materna y las varias instituciones públicas y privadas realizan campañas comunicacionales sobre su importancia.


Lo peor de esta situación es que ocurre en la institución encargada de formar a los nuevos profesionales médicos en nuestro país. ¿Qué tipo de doctores y doctoras saldrán de una institución que no cumple el derecho a la lactancia ni los derechos laborales de las mujeres?


Antecedentes


La denunciante asegura que todo comenzó cuando nació su bebé y utilizó los permisos de lactancia establecidos en la ley, al regresar sufrió todo tipo de acoso laboral como ser obligada a recursar 2 años, recibió todo tipo de denuncias falsas para apartarla de la especialidad, sufrió acoso sexual y luego fue denunciada por la misma persona que la acosó, pero lo peor es que, actualmente, están en riesgo sus años de formación por el sumario impulsado por Medicina UNA.


La doctora se encontraba cursando su especialidad en el Postgrado de Anestesiología, como Residente de primer año, en el año 2016 cuando quedó embarazada. En el mes de marzo del año 2017 dio a luz, por lo que empezó a solicitar los permisos de lactancia establecidos en la Ley. Al mismo tiempo fue diagnosticada de una enfermedad autoinmune y la misma decidió renunciar al tratamiento específico para seguir lactando a su niño. Desde un primer momento las autoridades de la Facultad de Ciencia Médicas de la UNA intentaron, por todos los medios, impedir mediante un sistemático acoso laboral que la doctora utilice sus permisos de lactancia.


Según relata, primero, fue sometida a una interminable burocracia en el tratamiento de sus pedidos y demora en resolver aplicar lo que manda la Ley, luego, una vez concedido el permiso, sus jefes le asignan jornadas de guardia superiores a las que permite el reglamento de la propia facultad. Ante la irregular y discriminatoria asignación de carga de trabajo la doctora reclamó esto a su superior, lo que le valió denuncias falsas de haberse ausentado de sus guardias. Estas denuncias fueron contestadas por la doctora por escrito y fueron desechadas.


Otra irregularidad es que para extraerse la leche materna y guardarla para su niño, no le fue asignado un lugar adecuado y le obligaban a hacerlo en el vestuario. Los superiores se negaron a implementar los mecanismos para generar los reemplazos durante los minutos que ella precisaba para la extracción, cargándole a ella con la obligación de conseguir dichos reemplazos, ya que era “su culpa” por haber sido madre y hacer uso de un permiso garantizado por ley.


La doctora comunicó estos hechos a las autoridades de la facultad y solicitó: “la coordinación, el gerenciamiento y la planificación de la cobertura del quirófano al cual estoy asignada durante el tiempo en que hago usufructo del permiso de lactancia, conforme a la Ley 5508, garantizando así la continuidad del servicio” ¿Cuál fue la respuesta de la facultad? En lugar de prever un reemplazo o acomodar los horarios, la sacan de quirófano, con lo que, a cambio de permitirle ejercer un derecho, truncan su formación, pues una anestesióloga se forma en quirófano.

Cuando comunicaba que haría uso, siempre por unos minutos, de su permiso para extraerse leche materna o para el tratamiento médico de la dolencia crónica que la aqueja, recibía respuestas como que debía ir al baño a hacerlo u otras como “Y bueno mba’e”, “Todos los meses estás con el mismo tema”, “una raya más al tigre no pasa nada”. “Pero vos nio siempre tenés problemas eso lo que es el tema acá”, “De permiso en permiso andás”, “No sé qué lo que querés ¿Que te invente un Residente para que esté contigo pío? Absurdo es lo que me estás pidiendo”, “Tu marcación es lo que menos me interesa en primer lugar. Segundo te vuelvo a aclarar, las rotaciones ya están todas hechas y si tenés que salir, para eso están los coordinadores de cada día, Jefes de Guardia, arreglá con ellos, eso ya escapa de mis manos. No puedo planificar hasta tus ausencias del año para ver quién te va a cubrir, absurdo es lo que pedís”, etc.


Como parte de los castigos por el descaro de amamantar a su hijo, la doctora fue excluida del sorteo de una beca entre los residentes de Anestesiología.

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