Salud Pública debe mejorar sistema 154, impulsar telemedicina e importar terapistas, sostiene médico
- Akahata Comunicación Digital
- 31 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Tanto para profesionales de blanco como para la ciudadanía en general las falencias de nuestro Sistema de Salud Pública no representan ninguna novedad. Antes de la pandemia los casos de muertes por falta de cama o atención oportuna ya se nos presentaban frecuentemente. El Partido Colorado, en el poder en nuestro país hace más de 70 años, nos condena a esta situación calamitosa con la que debemos enfrentar hoy al covid-19.

Conversamos con el Médico de familia, el doctor César Aponte, respecto a lo mejor que podemos hacer en este momento teniendo en cuenta la realidad en la que nos toca sobrevivir.
Al hablar del funcionamiento y qué hacer desde Salud Pública, el doctor asegura que existen fallas desde el principio. “Cualquier médico o paciente que se haya enfrentado a la situación de conseguir cama en el sector público, incluso antes de la pandemia, sabe que no siempre los criterios de ingreso son los que deciden si se queda o no en el hospital; generalmente, una mezcla vergonzosa de criterios de internación, influencias, amiguismo y contactos decide si hay lugar o no para un paciente. Espero equivocarme, pero creo que estamos a unas semanas de que se inicie la adjudicación de camas y respiradores según “los caballos” con los que cuente el paciente”, dijo.
El médico de familia sostiene que a corto plazo el gobierno debería mejorar el Sistema de llamadas telefónicas 154, haciéndola segura y accesible y que la atención no sea una cuestión de suerte, además de desarrollar la telemedicina, que se inició en el 2013 pero que a partir del rimbombante anuncio del servicio estuvo más bien ausente del sistema de salud.
El doctor refiere que se debe contemplar la opción de importar terapistas mientras la situación sea aguda.
Sin embargo, coloca el déficit como un problema arrastrado por décadas. “No se puede olvidar que en este país los titulares ‘Murió esperando cama en terapia’ y similares no son para nada exclusivos de la pandemia”, acota.
TRABAJADORES Y TRABAJADORAS IMPRESCINDIBLES
Las personas dedicadas a las tareas indispensables deberían contar con mayor protección sanitaria y económica, ya que ponen en riesgo su salud y la de sus familias para que toda la sociedad pueda sobrevivir, sin embargo, también sufren, a más de la explotación y precarización, la deficiencia en atención a su salud.
“Los trabajadores indispensables deberían tener un reaseguro del sistema de salud considerando el gran riesgo que corren por el resto de la sociedad. Quizá hubiese sido ideal que el Estado se encargue de correr con los gastos de salud que demanden estos laburantes asegurándoles que serán atendidos incluso en servicios privados, pero con protección estatal, es un modelo que se utilizó en varios países” manifiesta el médico.
Aponte refiere que lamentablemente “en Paraguay no se considera progreso nada que diste mucho de una nueva ruta para camiones de soja, entonces los trabajadores estamos solos. Tengo toda la esperanza puesta en las redes de solidaridad que se tejen, por ejemplo, en las reuniones de ollas populares”.
LA SALUD PÚBLICA QUE QUEREMOS
El doctor sostiene que a largo plazo la medicina privada debería ser marginal; la atención primaria debería ser masiva y la educación de los médicos debería estar mejor remunerada.
Aponte relató que hoy en día, en situaciones normales, un residente de primer año de cualquier especialidad médica gana 7.000 g por hora trabajando hasta 35 horas seguidas, muchas veces sin comer, dormir ni bañarse, sin exagerar nada.
“Entonces tenés a un médico que estudió 6-7 años una carrera que no le permite trabajar significativamente, luego se especializa por 3-4 años con este ingreso de 7.000 guaraníes por hora, y si desea ser terapista debe estudiar por 2-3 años más ganando lo mismo”, relató.
Asegura que este sistema desalienta la formación de subespecialistas por la cantidad incomparable de años y energía que deben invertirse en detrimento de otras metas personales o afectivas, y subyace en la principal problemática actual de que conseguir más camas sin más terapistas es sencillamente inviable.
A CUIDARNOS
La primera recomendación del médico es extremar el cumplimiento de los protocolos sanitarios. “La conducta inmediata es reforzar las medidas de higiene desplazando el concepto de normalidad un poco más hacia el extremo exagerado” recomienda el doctor.
Exhorta a repetir los protocolos si existen dudas. “Si uno tiene dudas de que se lavó o no las manos, que vuelva a lavárselas, consciente de que la técnica que emplea es correcta y no deja superficies sin cubrir como podrían ser debajo de las uñas”, explica.
Además, recuerda que es importante organizar las exposiciones ineludibles. “Si hay personas jóvenes que puedan ir a hacer las compras o enfrentarse a las aglomeraciones inevitables en vez de las personas mayores, es un cambio de roles que no puede posponerse”, sostiene.
También destaca que absolutamente todos los objetos que hayan estado en el exterior deben desinfectarse antes de ingresar a la casa. “Aunque no se acceda a alcohol en gel, un lavado concienzudo con agua y jabón es mucho más útil que no hacer nada”, acota.
“Se insiste en estos puntos a partir de dos situaciones: primero, estamos solos. Paraguay es una plutocracia (Gobierno de poderosos y para los poderosos), si el virus se contagiara exclusivamente por billetes de dólares impregnados de cocaína quizá el Estado hubiese actuado rápido; segundo, independientemente del país, la carga viral (la cantidad de virus a la que uno se expone) tiende a estar relacionada con la gravedad del cuadro que se desarrolla”, sostiene Aponte.
Lastimosamente, estamos en el peor momento de la pandemia en nuestro país. Sobrevivir para seguir luchando por mejores condiciones de vida debe ser nuestra meta inmediata y que la nueva normalidad sea de Salud Pública sea gratuita y de calidad.
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